La Plaza de la Bastilla es un símbolo de la liberación del pueblo francés, lugar donde se originó la Revolución Francesa. Descubre toda su historia.
La Plaza de la Bastilla (Place de la Bastille) fue inaugurada en 1840 en honor a los revolucionarios que lucharon en contra de la monarquía de Carlos X. Algunos de los presos famosos encarcelados aquí fueron Voltaire, Fouquet y Sade, entre otros.
La Bastilla fue una fortaleza destinada a la defensa de la ciudad, pero al cabo de los años se convirtió en una prisión de Estado y símbolo de la tiranía del Rey Carlos X. La Bastilla fue tomada el 14 de julio de 1789 por cerca de 50.000 parisinos y destruida dos días más tarde, representando así el inicio de la Revolución Francesa. Desde entonces el 14 de julio es fiesta nacional.
Tras la demolición, este emplazamiento se convirtió en un símbolo de libertad y se propuso en 1792 la construcción de una columna en honor a ella. Finalmente esta columna no se construyó y en lugar de ello en 1794 se instaló una guillotina en la que fueron ejecutadas 73 personas.
En 1808 Napoleón ordenó construir una fuente en forma de elefante de bronce, de unos 24 metros de altura y realizado con los cañones arrebatados a los españoles. Finalmente sólo se realizó una maqueta a tamaño real en yeso del elefante, destruida en 1846.
En 1833 se volvió al proyecto inicial de construir una columna por mandato de Luis Felipe I de Francia, esta vez para conmemorar las víctimas de la Revolución de 1830. Se trata del monumento que en la actualidad se encuentra en el centro de la plaza. Este monumento llamado "La columna de Julio" (La colonne de Juillet) mide 52 metros de altura y está coronada por una estatua dorada de un genio con una antorcha en la mano derecha y una cadena rota en la izquierda, símbolo de la libertad.
Actualmente no queda nada de la Bastilla, salvo pequeños restos que se pueden ver en la línea 5 del metro. Junto al monumento se alza el edificio de la Ópera de la Bastilla inaugurado el 14 de julio de 1989 coincidiendo con el bicentenario de la Revolución Francesa. La idea de la construcción fue del ex Presidente francés François Mitterrand que pretendía dar una visión más moderna y democrática de la lírica y la música clásica, en contraste de lo que representa la aristocrática Ópera Garnier.
El diseño vanguardista de la Ópera de la Bastilla es creación del arquitecto Carlos Ott, cuyo proyecto fue el elegido entre otros 750 diseños. Cuenta con una fachada acristalada muy moderna y llamativa. En su interior hay 5 escenarios móviles y un aforo para 2.700 personas.